Propuestas para la inserción sociolaboral de las personas adultas con baja cualificación
El acceso al trabajo constituye para la mayoría de las personas (excepto para aquellas que viven de rentas) la condición básica e indispensable para desarrollar una vida autónoma. Sin un trabajo retribuido no es posible vivir de forma independiente, acceder a una vivienda, o formar una familia si se desea. En definitiva, sin trabajo no existe independencia económica y se limitan gravemente las posibilidades de vivir de forma plena en la sociedad actual. De hecho, un ciudadano sin trabajo es un ciudadano en precario en los tiempos actuales.
La franja de edad comprendida entre los 30 y los 45 años constituye el grupo de personas adultas en plenitud vital de empleabilidad y han sido tradicionalmente el principal y más numeroso grupo de la población activa ocupada en nuestro mercado de trabajo. Sin embargo, tomando el ejemplo de la ciudad de Barcelona, en estos momentos existe un número considerable de personas (entre 30 y 40 mil, aproximadamente) que carecen de las competencias básicas para obtener y mantener un trabajo.
Se trata de personas con importantes déficits formativos que se encuentran con serias dificultades para acceder al mercado de trabajo. Muy a menudo las personas en esta situación han desistido temporalmente, o de modo permanente, en buscar trabajo, y si han conseguido alguna ocupación ha sido de manera puntual, a menudo de manera informal y en actividades muy básicas y poco y mal retribuidas. Son, en definitiva, un colectivo que se encuentra y se siente marginado del mercado y que se ve a si mismo con escasas o nulas expectativas de acceso debido a sus déficits formativos y a su poca o nula experiencia laboral.
Las causas por las cuales se encuentra en dicha situación son variadas según los casos (de tipo social, de género, origen, salud, etc.), pero el resultado es siempre el mismo: su alejamiento del mercado de trabajo con las dificultades que ello comporta para su integración social y el grave riesgo de caer y quedar en la marginalidad.
Las posibilidades que esto suceda son altas, sobre todo para aquellas personas que no disponen de un apoyo familiar activo ni de una red de amistades y relaciones sociales operativa que las ayude a vivir en una ciudad tan compleja como la Barcelona del siglo XXI.
Por todo ello se precisa ofrecer a este colectivo los instrumentos, recursos y apoyos necesarios para alcanzar una plena integración sociolaboral a partir de un proceso de formación y aprendizaje que permita superar de forma gradual, pero sostenida, estas carencias formativas y profesionales.
Conseguirlo no es una tarea ni simple ni fácil. Por ello las administraciones públicas tienen la responsabilidad de intervenir en dicha situación. Desde nuestra condición de ciudadanos comprometidos con la formación queremos exponer las siguientes propuestas, para su consideración integral o parcial:
- Crear un programa de trabajo/formación, con contrato laboral de duración determinada y variable en función de las características de cada persona.
- Asegurar una retribución económica para incentivar la participación y seguimiento del programa por parte de los beneficiarios.
- Incluir una formación obligatoria, combinada con el tiempo d trabajo real, que integre contenidos de formación general junto a otros de tipo profesionalizador.
- Adaptar esta formación a las necesidades personales tanto como sea posible para facilitar la iniciativa individual y el inicio de un itinerario profesional de carácter abierto y flexible.
- Dotar el programa de acciones de orientación, seguimiento y acompañamiento para reforzar el proceso y ayudar a las personas a avanzar en él, superando las dificultades que se presenten.
- Disponer de un banco de puestos de trabajo asequibles para los participantes. Contar con la colaboración de responsables de empresas y de centros de trabajo y entidades interesadas.
Un programa de estas características requiere la colaboración de diferentes administraciones, instancias, agentes y profesionales, tanto del sector público como del privado. El Consell Econòmic i Social de Barcelona (CESB) en colaboración con el Consell de Treball Econòmic i Social de Catalunya (CTESC), como organismos de participación y representación de los agentes sociales, podrían iniciar un proceso de reflexión y estudio con objeto de plantear iniciativas de mejora de las expectativas laborales y vitales de estas personas.
Por otra parte, el Ayuntamiento de Barcelona dispone de un amplio repertorio de servicios y actividades, suficientemente variado y diverso respecto a los oficios y puestos de trabajo que pueden incluir multitud de profesiones, tanto en la vertiente sectorial de los contratos de trabajo/formación a crear, como en la vertiente territorial en el conjunto de distritos y barrios de la ciudad.
Xavier Farriols, Francesc Colomé, Josep Francí y Oriol Homs.
Publicado en la versión en catalán de Opina FP el 20 de noviembre de 2024