Entrevista a Albert Nogué y Jordi Antiga, del Institut La Garrotxa

Para quienes lo hemos visitado con cierta regularidad desde los primeros años 80, el Institut La Garrotxa sigue siendo un espacio privilegiado para el aprendizaje. Un entorno agradable, unas instalaciones bien cuidadas y un ambiente que transmite serenidad. Evidentemente, la actividad diaria no debe de ser tan idílica, pero la primera impresión —a menudo la acertada— proyecta una imagen excelente. Nos atienden Albert Nogué, jefe de estudios adjunto de FP, y Jordi Antiga, Coordinador de Calidad y CPs, precisamente para profundizar en el conocimiento del instituto más allá de esta buena carta de presentación.

El año pasado se celebraron los 50 años de la creación del Instituto, que desde 1974 ha sido un referente indiscutible de la Formación Profesional, incluso más allá de los límites de la comarca de la Garrotxa. ¿Cuáles serían, de cara al futuro, los principales activos que habéis heredado de esta trayectoria?

Los 50 años de trayectoria del Instituto han dejado un legado muy valioso. Destacamos el prestigio y la confianza que el Instituto ha generado dentro y fuera de la comarca: somos herederos del trabajo y el esfuerzo, una reputación sólida, construida con años de compromiso, calidad y cercanía con el tejido productivo y social, así como de un sistema de trabajo y organización inicial singular.

También hemos heredado una cultura de innovación y adaptación constante, que nos ha permitido avanzar al ritmo del sector productivo. Esto nos da una base para seguir apostando por una formación profesional dinámica, conectada con las necesidades del mundo laboral actual y futuro.

Finalmente, otro activo fundamental es el capital humano y una muy buena red de colaboración con empresas e instituciones que nos permiten mantener vivo un modelo de FP de calidad.

¿Qué creéis que sería necesario mantener y qué habría que modificar para seguir siendo un referente en las próximas décadas?

Habría que mantener la implicación, vocación y compromiso del profesorado y del resto del personal del centro, así como el vínculo con el tejido socioeconómico y las entidades. Para ello es imprescindible disponer de un sistema más robusto, con menos cambios normativos y que mejore la estabilidad y continuidad de los recursos humanos y el sistema de incentivos. A nivel de centro es esencial generar continuamente proyectos motivadores y propuestas de valor (oferta de formación continua, estancias ERASMUS, proyectos de innovación…).

¿Cómo ha ido evolucionando el perfil del alumnado a lo largo de las dos últimas décadas y qué previsión podéis hacer para el futuro (si es que se pueden hacer)?

En cuanto a la evolución del perfil del alumnado, creemos que, a pesar de la diversidad, la tipología de alumnado no ha variado excesivamente. Lo que pensamos que nos afecta considerablemente es la adaptación a los constantes cambios tecnológicos y culturales. Esto implica la necesidad de metodologías de enseñanza más dinámicas y activas, para conseguir la atención y motivación del alumnado, alejándonos de las clases magistrales, intentando que el aprendizaje sea lo más práctico posible.

Vuestro INS combina FP con Bachillerato y ESO. ¿Cómo os afecta esta convivencia en las Enseñanzas Profesionales que impartís?

La convivencia de enseñanzas diversas como la ESO, el Bachillerato y la Formación Profesional en un mismo centro representa un reto organizativo, pero también una oportunidad enriquecedora.

Por un lado, conlleva una mayor complejidad en la gestión del alumnado (diversificación de edades e intereses), de los espacios, los horarios y los recursos, ya que cada etapa educativa tiene características y necesidades propias.

Por otro lado, esta convivencia puede favorecer sinergias positivas, como el traspaso de alumnos de ESO o Bachillerato hacia la FP, la posibilidad de realizar actividades conjuntas y una visión educativa más amplia y transversal.

¿Qué familias profesionales y ciclos formativos ofrecéis actualmente? ¿Tenéis también oferta de Programas de Formación e Inserción (PFI)?

Sí, tenemos oferta de PFI en la modalidad de Plan de Transición al Trabajo. Concretamente ofrecemos los programas de Auxiliar de Fabricación Mecánica e Instalaciones Electrotécnicas y de Auxiliar de Fontanería, Calefacción y Climatización.

En cuanto a la FP de Grado Medio, la oferta es de 9 ciclos formativos:
– Producción agropecuaria
– Jardinería y Floristería
– Elaboración de productos alimentarios
– Instalaciones eléctricas y automáticas
– Mantenimiento Electromecánico
– Mecanizado
– Confección y moda
– Cuidados auxiliares de enfermería
– Construcción

Finalmente, ofrecemos 5 ciclos de Grado Superior:
– Fabricación mecánica, moldeo y diseño
– Automatización robótica y mecatrónica industrial
– Patronaje y moda
– Laboratorio clínico y biomédico
– Ganadería y asistencia en sanidad animal

¿Creéis que es la oferta adecuada para la proyección futura del Instituto?

En estos momentos creemos que la propuesta formativa del instituto está ajustada a las demandas del entorno. Pero creemos que es imprescindible ir modelándola y actualizándola en función de las necesidades y demandas. Es fundamental combinar la FP inicial y potenciar la formación a lo largo de la vida y las especializaciones.

¿Cómo valoráis hasta ahora la impartición de Certificados de Profesionalidad?

La valoración es positiva, ya que estamos ofreciendo un servicio necesario y bien valorado en el territorio. La oferta de Certificados de Profesionalidad responde a una necesidad formativa detectada en la comarca, especialmente entre colectivos con dificultades de acceso al mercado laboral.

No obstante, la demanda y el perfil de los usuarios que hemos tenido hasta ahora nos han llevado a centrarnos en acciones de nivel 1, para garantizar una adaptación adecuada a sus conocimientos y necesidades formativas.

Nos gustaría poder ampliar la oferta con Certificados de nivel 2 y 3, pero el nivel formativo inicial del territorio lo complica. Aun así, detectamos una elevada demanda de profesionales titulados por parte de las empresas, y esto nos anima a seguir trabajando para generar itinerarios que faciliten la progresión formativa y profesional de los participantes.

Una de las características principales de la buena trayectoria (reconocida con numerosos premios y distinciones por parte de muchas instituciones) ha sido la capacidad de promover equipos de dirección competentes. ¿Cómo habéis asegurado los relevos a lo largo de todos estos años?

Uno de los aspectos singulares del instituto desde sus inicios ha sido el trabajo en comisiones, lo que permitía generar grupos de trabajo potentes y un funcionamiento asambleario. Con el tiempo y el incremento del profesorado, este funcionamiento ha ido evolucionando hacia un sistema más piramidal; pero, aun así, hasta hace pocos años, con el sistema interno de selección y rotación de direcciones —reflejado en las Normas de Organización y Funcionamiento del Centro— ha sido posible formar equipos directivos capaces, implicados y que han marcado una filosofía de centro basada en los principios fundacionales de la entidad.

Actualmente, aunque sigue siendo así, en los últimos años ha sido complejo contar con personas que quieran liderar el proyecto y asumir esta responsabilidad. Seguramente esto se debe a varios factores: el primero, la falta de reconocimiento y compensación respecto a la mayor responsabilidad que conlleva y a la burocracia; y desde nuestro punto de vista, a la necesidad de un cuerpo totalmente profesional de directores, que estaría bien que hicieran algunas horas de clase (pocas) para continuar con el día a día del aula.

¿Qué porcentaje de vuestra oferta actual es formación dual? ¿Cómo la valoráis?

La formación dual se ofrece en el 100 % de nuestros ciclos formativos, aunque en algunos casos se combina con la estancia de formación en centros de trabajo (FCT), ahora denominada “Dual General”.

Consideramos que la estancia en la empresa es una parte fundamental de la formación profesional —tanto en el pasado como en el presente y, sin duda, en el futuro. ¿Qué mejor lugar para aprender un oficio que inmerso en su día a día laboral?

Valoramos muy positivamente estas estancias, siempre que nuestro alumnado no sea utilizado como mano de obra “barata” y que, durante el período de formación dual, se respete el itinerario formativo pactado entre la empresa y el centro educativo.

¿Consideráis que el marco normativo de gestión de los centros públicos os ayuda a la proyección del Instituto en las empresas y en la sociedad de la comarca de la Garrotxa en general?

Nuestro instituto nació y creció con unas singularidades de gestión y funcionamiento que han sido las bases de nuestro modelo, pero que cada vez se nos hace más difícil mantener con los marcos normativos actuales, cada vez más restrictivos, cambiantes y globalizados, que dificultan la gestión y la toma de decisiones autónoma.

El Institut La Garrotxa tiene una larga experiencia de relación con el tejido empresarial comarcal. ¿Cómo ha evolucionado con el tiempo? ¿Cuál es la situación actual y cómo puede mejorarse a corto y medio plazo? ¿En qué aspectos se concreta esta colaboración?

Valoramos muy positivamente la relación con las empresas e instituciones desde siempre y en la actualidad. Cada vez las empresas nos demandan perfiles más técnicos y específicos. Si a eso le sumamos el gran volumen de jubilaciones que implican un relevo laboral, los últimos años han provocado que esta ya buena relación se haya fortalecido. Desafortunadamente, no siempre podemos proporcionar a las empresas los perfiles técnicos superiores especializados ni responder a todas las demandas.

Esta colaboración no solo sirve para la incorporación de nuestro alumnado a las empresas, sino que también nos permite, de manera coordinada, ajustar y actualizar la oferta formativa de la comarca, facilita donaciones de equipamientos, impulsa proyectos de innovación y promueve estancias en empresa para el profesorado.

En cuanto a los equipamientos y a las condiciones del edificio del Instituto, ¿creéis que tenéis lo que necesitáis o hay margen de mejora?

Parte de nuestro instituto tiene edificios de más de 50 años. El mantenimiento de los edificios es constante, pero aun así hay actuaciones que como instituto no podemos asumir, especialmente con el actual marco normativo.

Sin embargo, la nueva parte de talleres de FP fue inaugurada hace ya casi 15 años, y la adquisición y actualización constante de equipamientos, no solo a través de los recursos que nos proporciona el Departamento, sino también de otros generados sobre todo mediante la formación continua, proyectos de innovación… o donaciones de empresas, nos permite disponer de espacios e instalaciones de calidad.

De todas formas, el gran incremento de alumnado en ESO y la alta demanda de FP de los últimos años nos han hecho quedarnos de nuevo sin espacio suficiente. Esto nos condiciona tanto para poder crecer como para ofrecer nuevas propuestas formativas.

Olot —y, por extensión, la Garrotxa— tiene una oferta de FP pública en tres institutos distintos. ¿Cuál es la relación entre vosotros y cómo se lleva a cabo la planificación a nivel local y comarcal?

La relación con el resto de institutos es muy buena y siempre se toman las decisiones de manera coordinada entre los centros y las instituciones locales, teniendo en cuenta las necesidades formativas de la comarca. Esto es posible ya que los tres centros tienen una oferta formativa que no se solapa y que responde a las necesidades de un entorno semi rural.

¿En qué creéis que la administración, el Departamento de Educación y FP, puede ayudar a mejorar la calidad de la FP en vuestro Instituto y en toda la Garrotxa?

Creemos que el Departamento de Educación y Formación Profesional puede tener un papel clave en varios ámbitos para seguir impulsando la calidad de la FP en nuestro centro y, por extensión, en toda la comarca.

En primer lugar, sería fundamental garantizar una dotación estable y suficiente de recursos materiales y humanos, especialmente en lo que respecta a la renovación de equipamientos tecnológicos y al apoyo a la actualización docente. El mundo profesional cambia rápidamente, y el sistema educativo debe poder seguir ese ritmo para mantener su utilidad y relevancia.

También consideramos muy necesario reforzar la autonomía de gestión de los centros, para poder establecer colaboraciones ágiles con empresas e instituciones, adaptar rápidamente la oferta formativa a las necesidades del territorio y gestionar proyectos de innovación con mayor flexibilidad.

Otra línea clave sería fortalecer los vínculos entre los centros de la comarca mediante una planificación coordinada de la oferta formativa, teniendo en cuenta las especificidades locales y evitando duplicidades o carencias, y valorando posibles reestructuraciones del mapa educativo local.