¿Nos atrevemos a más?

Recientemente, el Gobierno de la Generalitat de Cataluña ha aprobado crear un nuevo centro de Formación Profesional (FP) en salud y atención a las personas en el recinto del Hospital de Sant Pau de Barcelona. Es una buena noticia que hay que celebrar por lo que significa de ampliación de la oferta de plazas de FP en el ámbito de la salud en el que hacen falta muchos profesionales cualificados.

Además, que el centro esté integrado -junto a la Facultad de Medicina y la Escuela Universitaria de Enfermería de la Universidad Autónoma de Barcelona- en el Campus de Aprendizaje de uno de los hospitales de referencia del país es también una buena noticia porque refuerza la relación de la FP con la investigación, la innovación y el mundo universitario.

El modelo Be_Pro promovido por el Consorcio de Educación de Barcelona, que pretende situar a los centros de formación especializados sectorialmente directamente en los entornos productivos relacionados, constituye un buen ejemplo de planificación territorial que confirma la voluntad de orientar la oferta formativa a cubrir las necesidades de calificación de los diferentes sectores productivos.

 En la ciudad de Barcelona existen 4 centros públicos dedicados a formar profesionales del sector sanitario, tres de ellos ubicados en el entorno de tres de los hospitales de referencia en la ciudad: el Hospital del Mar, el Hospital de Vall d’Hebron y ahora el Hospital de Sant Pau. Entre los cuatro atienden al 29,42% de los 13.914 alumnos matriculados en ciclos formativos de la familia profesional sanitaria según datos del Observatorio de la FP de la Fundación FP BCN. La previsión de plazas para el nuevo centro para el curso 2025-2026 -en el que estará ubicado provisionalmente en la calle de Lepant- es de 377 plazas. La dimensión de plazas prevista cuando el centro se instale definitivamente en el recinto de Sant Pau es de 700, de las cuales 500 serán de nueva creación. Por tanto, el sector público todavía está lejos de poder ofrecer el volumen de profesionales que el sector requiere.

El sector sanitario es uno de los sectores pioneros en la introducción de innovaciones tecnológicas que permitirán una mejor atención sanitaria y una mayor productividad de los recursos empleados pero que requerirán un importante esfuerzo en la formación de nuevos profesionales y en el reciclaje de los ya existentes en su utilización. La noticia que comentamos hoy es un paso adelante en la buena dirección, pero el reto que supone hacer frente a las necesidades actuales y futuras del sector sanitario frente a la magnitud de los cambios en curso nos llevan a hacer algunas reflexiones en la línea de tratar de conseguir los máximos resultados con el mínimo de recursos, ya que éstos son escasos y los resultados esperados son cuantiosos.

El modelo Be_Pro propone la máxima coordinación y trabajo en red entre los centros de una misma especialización sectorial. Nos preguntamos: ¿cómo llevar este principio a sus máximas consecuencias? ¿Podría pasarse de la coordinación a diseñar centros articulados en una misma estructura de gestión, ya sea un solo centro con delegaciones en los distintos hospitales o bien una confederación de centros integrados en una misma estructura de gestión común? Una propuesta de estas características facilitaría la adaptación de cada centro a las necesidades de cada hospital y, al mismo tiempo, permitiría ahorrar en estructuras de gestión y coordinación y sobre todo en equipamientos.

El equipamiento de estos centros en material altamente tecnológico y especializado -como pueden ser, por ejemplo, las cabinas de simulación- es muy caro y, además, en los pocos centros que tienen estas cabinas suelen estar infrautilizadas a unas pocas horas de utilización a la semana. Si se distribuyen entre los diferentes centros pero con un uso compartido pueden rentabilizarse mucho más y por tanto, con los mismos recursos se podría disponer de mucho más material para el conjunto de centros.

Un centro integrado de estas características permitiría una musculatura organizativa para desarrollar con ambición las funciones que hoy se piden en un centro y que pequeños centros no tienen la capacidad de poder llevar a cabo: proyectos de innovación, servicios de formación en las empresas del sector, acreditación de competencias, proyección internacional…

Un planteamiento de estas características requiere, tal y como hemos manifestado en más de una ocasión, flexibilidad organizativa y el pleno ejercicio de la autonomía de gestión de los recursos humanos y técnicos de los centros para conseguir los resultados esperados de forma mucho más eficiente. Al mismo tiempo, es importante encontrar fórmulas de integración de representantes de los centros de formación en las estructuras directivas de los hospitales para conocer de primera mano sus necesidades de incorporación de profesionales -y de sus plantillas actuales- y así poder ofrecer los servicios de formación más adecuados. La organización actual del Instituto de FP Sanitaria Hospital del Mar y la trayectoria de su antecesor -Institut Bonanova- aporta pautas interesantes para tenerlas en cuenta en este proceso.

En resumen, concentrar las estructuras de gestión de los centros y dotarlos de mayor flexibilidad y autonomía son dos apuestas factibles que permitirían conseguir más resultados con los recursos disponibles. El nuevo centro creado en el Hospital de Sant Pau proporciona la posibilidad de experimentar en esta línea. Además, una vez realizada una prueba piloto en el sector sanitario, se podría estudiar su generalización en otros sectores.

Oriol Homs, Francesc Colomé, Xavier Farriols y Josep Francí